La amistad es una de las expresiones humanas más complicadas...
Cuando un hermano es muy hermano, lo consideramos como amigo. Cuando un amigo es muy amigo, decimos que es como nuestro hermano (qué ironía!, no?).
Cuando ésta es generosa y desinteresada genera lazos más fuertes. Es un apoyo personal que se ofrece y se recibe. Es la confidencia, el desahogo, la guarda del secreto, la palabra optimista que consuela.
La verdadera amistad perdura y se fortalece a través del tiempo, e inclusive, de la distancia. No se necesita ver frecuentemente al amigo para que la amistad perdure, basta con saber que siempre estará ahi cuando sea necesario con un acto de afecto y comprensión.
La felicidad del amigo nos da felicidad. Sus penas se vuelven nuestras.
Este pequeño poema me encanta porque describe todo esto perfectamente:
Cuenta tu jardín por las flores,
no por las hojas caídas.
Cuenta tus días por las horas doradas,
y olvida las penas habidas.
Cuenta tus noches por estrellas,
no por sombras.
Cuenta tu vida por sonrisas,
no por lágrimas.
Y para tu gozo en esta vida,
cuenta tu edad por amigos,
no por años.
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